La 27ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático comenzó el 6 de noviembre y tiene un objetivo principal: salvar al planeta de las consecuencias del cambio climático.
Desde la revolución industrial, a principios del siglo XIX, las tasas de emisión de gases de efecto invernadero han aumentado año tras año. Estos gases calientan el planeta y ponen en peligro a todos los seres vivos.
El aumento de la temperatura del planeta tiene que ver con las acciones humanas. Y la COP es una conferencia que organiza la ONU todos los años para reunir a líderes y representantes de la sociedad civil con el objetivo de tender puentes hacia la solución del cambio climático.
La primera COP tuvo lugar en 1995, en Berlín, Alemania. Este año, la 27ª edición se realiza en Egipto y reúne 197 países. El nombre “COP” es una abreviatura de Conference of the Parties o, en español, 'Conferencia de las Partes'. Las partes involucradas, es decir los países miembros, se juntan para hablar de un solo tema: el cambio climático.
Es como si la COP fuera una gran junta de condominio del planeta: los países deben llegar a un consenso sobre sus objetivos y acciones para reducir sus propias emisiones de gases de efecto invernadero.
Los países desarrollados emiten más, mientras que los países en desarrollo emiten menos.
Sin embargo, aunque EE. UU., China y Rusia son los principales emisores, no son necesariamente los que primero sintieron los mayores impactos del cambio climático.
Por ejemplo: el archipiélago de Tuvalu, en Oceanía, viene perdiendo superficie por el aumento del nivel del mar. Otros países en desarrollo también sienten los cambios de temperatura en la vida diaria.
La COP27 viene a tratar de juntar a los países en un gran acuerdo, establecer metas y presentar las “ambiciones” de cada uno para frenar y reducir el problema.
¿Y dónde está Brasil en esto?
El país se encuentra entre los 10 principales emisores del mundo debido a las altas tasas de deforestación. Es diferente de los países ricos, que emiten mucho debido al consumo de energía, pero aún tiene altas tasas de liberación de carbono.
Las naciones más pobres y afectadas defienden un concepto llamado "pérdidas y daños": los máximos responsables del cambio climático deberían proporcionar fondos para ayudar a quienes ya están sintiendo el impacto del problema pero no tienen dinero ni culpa.
El tema es polémico. Nadie quiere asumir solo la culpa del problema, y menos los países desarrollados. Así que un acuerdo mínimamente justo es una de las expectativas de la COP27.En los próximos días, el evento puede traer novedades y nuevas decisiones relacionadas con el tema.
TEXTOCarolina DantasFOTOSCMNUCC, gobierno de Tuvalu, Tim Aubry y Alan Hindle/Greenpeace y reproducción de la película “Tiempos Modernos”.IDENTIDAD VISUALClara BorgesEDICIÓNLuiza ToledoTRADUCCIÓN Nina Jacomini